Sólo una mano que baila con el lápiz, sobre una hoja de papel. Sólo unos dedos que dibujan su vida sobre las teclas de un ordenador.
Sólo un alma desteñida, con mucho que soltar, pero sin ánimos de hablar. Sólo soy yo, en un momento, pensando sobre pensar.





sábado, 31 de agosto de 2013

Stalin

él vino y me mostró la esencia
aquello por lo que se sonríe.
me entregó la formula
y la describió
             paso a paso.

Finalmente,
        en la despedida
añadió la invitación.



Dije no.