Sólo una mano que baila con el lápiz, sobre una hoja de papel. Sólo unos dedos que dibujan su vida sobre las teclas de un ordenador.
Sólo un alma desteñida, con mucho que soltar, pero sin ánimos de hablar. Sólo soy yo, en un momento, pensando sobre pensar.





sábado, 2 de marzo de 2013


desde mi destierro voy soltando las noches que llevaba amarradas a la garganta
mis pies contra el pavimento en la constante guerra de desarme
mientras resuena su sinfonía de techos bípedos y madera húmeda

sin tanto aire se volvieron signos imborrables e insignificantes.
sobre ese montón estoy sin mañana.
tumbada, errante, de espaldas.

y la lira sin templo,
con piedrecilla en la boca, raíces mal cortadas y tinta de máquina.
goteando savia y riendo a causa de su derrame.

                                   pero ya es veintiuno.
se acabó el frío y con ello las hojas secas.

también se puede oír a lo lejos un terror de puertas 
violándose sin deseos
un terror de manos
violándose sin deseos

mercurio.
pienso;
            en la dosveintitrés dirección diego silva,
            con la sien izquierda sobre el vidrio inestable;
¿y si -no tarde- hubiese leído la sección noventa
de la edición dominical?