aquella noche
caminé con un fiel nadie
mientras fecundaba sus más recónditos satélites de ausencia en una actitud doliente
de luna nueva
aquella noche
pude comprender;
todos los colores se destiñen hasta acordar una fiel palidez.
entonces, miré mis manos
y me abracé
hasta sentir el alivio de encontrarme en el abrigo primordial del suelo
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