Sólo una mano que baila con el lápiz, sobre una hoja de papel. Sólo unos dedos que dibujan su vida sobre las teclas de un ordenador.
Sólo un alma desteñida, con mucho que soltar, pero sin ánimos de hablar. Sólo soy yo, en un momento, pensando sobre pensar.





jueves, 24 de agosto de 2017

casi por precipitación y sin advertirlo
nos encontramos de nuevo en esta guerra del desarme

esta guerra
a la que retornas en abandono

a la que retornas
poseído por un discurso
inevitablemente
determinado por la carne
por tu miedo
por las circunstancias
por mi ansiedad
y estas circunstancias.
las perras circunstancias


en este interludio
anochecida y en grises
dormida en la contemplación inconsciente de tu ausencia
articulo mis movimientos
cuidando
           a su vez
no modificar en demasía el lugar donde siempre vuelves a encontrarme
para que en cada uno de los impredecibles regresos de tu cuerpo hacia el mío

puedas abrigar tu voz con la mía

lunes, 24 de julio de 2017

siempre quise saber por qué tu dirección solía converger con la mía.
ese día me invitaste a tu cumpleaños.

yo de inmediato supe que no quería estar ahí.

me parecía divertido que pudiéramos coincidir
solo a costa de esas malas decisiones
que nos hacían tropezar
insistente y dócil
como la palpitación de un catatónico
o un muerto.

miércoles, 19 de julio de 2017

223 ciudad empresarial

Sobre el asiento de gris
se traslada lo inerte que tiene mis nombres
en automáticos e indiferencia
interés vacío, brazo incómodo
veo sus masas

evito su respiración,
sus miradas.
rehuyo de los restos de vida
temo su contagio.

y en cuarentena de pensamiento
comienzo a buscarte

hay días donde la gente me duele
hay noches donde mi cuerpo está lleno de ausencias.
todos los muertos son mis muertos.
me he abismado en anhelo;
porque si caminaras entre los cabizbajos,
reconocería la esencia de tu ritmo sobre el asfalto

Una pequeña voz quiebra la mirada
pidiéndome que toque el timbre en la siguiente parada.
y en el quiebre
la porosidad de sus carnes me desfallece el pensamiento

y me vuelvo a preguntar
dónde está tu cuerpo
por qué he sido arrojada
a este sin fin de roces que no son el tuyo

lunes, 17 de julio de 2017

en el blanco estático de una pared
me encontré inmersa en la búsqueda de aquellos espacios
que devolviera a mí
el abrigo primordial de la infancia.

en esta travesía interior;
irrumpió de manera insistente
el ruido en imágenes
de quienes acudí en busca de respuestas.

el desaliento de no hallar aquel encuentro fatigó mis recuerdos;

la familia

mis impulsos

el hogar

nada parecía contener la frágil sensación de la niñez.

pero en tanto más me acercaba a estos espacios
más insistía en escapar una sonrisa

quizás

deba quedarme con ella.

miércoles, 3 de mayo de 2017

el cielo se volvió noche y nos encuentra con los pies colgando sobre las ramas de un árbol,
inmersos en el silencio
a causa de ese jueguito que luego odiaste, donde ganaba quien duraba más sin hablar.

yo podría jugar dos mil vidas, pienso.

entregados a la brisa de la altura y al sin sentido, de pronto estamos a ojos cerrados, soltando el silencio para ser atropellados por el estruendo de la realidad.

bajamos del cerro a la ciudad con los ojos chinos, la boca seca y los cuerpos ligeros;
mochilas y bolsillos vacíos de pretensión.
no nos pesan planes, no nos pesan intenciones.

perdiste el juego del silencio cuando recordaste la colita que olvidamos sobre el árbol. no importó volver a él.

retomamos el sendero hacia el asfalto y percibo que no tenemos ganas de volver.
tampoco intenciones de llegar. 

sólo dejarse ir.

cualquier lugar podría ser nuestro hogar.
una banca nos encuentra frente a un escenario improvisado de murga y las cervezas aún se mantienen frías.
encontramos nuestro hogar.

la temporalidad está rota y no importa, mi mochila está rota y no importa, mis emociones estuvieron rotas y lo seguirán estando, pero son sólo fracciones de tiempo inevitablemente rendidas al recuerdo.

no tenemos donde llegar y no importa. y tampoco me importaría quebrar mi espíritu de nuevo mientras vuelvo a caer al vacío.

en tanto la sensación agradable me acompañaba, asoma su imágen y la mía tendidos, estáticos, agotados, sin voluntad, vacíos de asombro.
cercanos y desconocidos. conocidos y lejanos.
jamás sincronizados, sin proyección más que la usual danza rutinaria que nos veía ir y volver, odiandonos y besandonos. separándonos y tirando cuando el miedo nos calentaba.

contigo no hubo árbol, no hubo cerro abajo ni  tampoco noche esperándonos.
ya no había sorpresa ni deseo.
          sólo quedaba el miedo.

tú nunca te cansaste, realmente.

un borrachito interrumpe tu recuerdo ofreciéndome bailar una cumbia que sólo él escucha.

sólo se cansa el que lo intenta, pienso.
no tengo un donde ir y ya no importas