Sobre el asiento de gris
se traslada lo inerte que tiene mis nombres
en automáticos e indiferencia
interés vacío, brazo incómodo
veo sus masas
evito su respiración,
sus miradas.
rehuyo de los restos de vida
temo su contagio.
y en cuarentena de pensamiento
comienzo a buscarte
hay días donde la gente me duele
hay noches donde mi cuerpo está lleno de ausencias.
todos los muertos son mis muertos.
me he abismado en anhelo;
porque si caminaras entre los cabizbajos,
reconocería la esencia de tu ritmo sobre el asfalto
Una pequeña voz quiebra la mirada
pidiéndome que toque el timbre en la siguiente parada.
y en el quiebre
la porosidad de sus carnes me desfallece el pensamiento
y me vuelvo a preguntar
dónde está tu cuerpo
por qué he sido arrojada
a este sin fin de roces que no son el tuyo
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